LA DESAPARICIÓN.
Hoy Rodrigo se levanta muy contento, pues es su cumpleaños, y al momento piensa en Juan, su mejor amigo, dado que él cumple años ese día.
Por ser el día que es, su madre le trae el desayuno a la cama, cinco churros y un chocolate caliente, y para finalizar, un plátano. Rodrigo se queda reflexionando un rato: hoy es su fiesta se cumpleaños pero también la de Juan, a pesar de su amistad, Rodrigo se queda preocupado por si por eso Juan estaría dispuesto a competir, pero se quedaría con la duda hasta llegar al colegio.
En cuanto Rodrigo llega al colegio , los compañeros le reciben con un "cumpleaños feliz".A Juan le felicitan cinco niños . Rodrigo se siente un poco mal por su amigo, pero nio dice nada .A Juan no se le ve muy animado hoy.
Tras dos horas y media muy largas, suena el timbre del recreo. como siempre , Rodrigo y Juan se juntan para hablar . En este recreo el tema es muy obvio . Rodrigo le dice a Juan que quién va a ir a su fiesta . Ahora es cuando Juan le cuenta que nadie le ha confirmado su asistencia , que todos iban a ir al cumpleaños de Rodrigo. Éste propone celebrarlo juntos , pero Juan no quiere robarle protagonismo.
Entre tanto viene un profesor y le dice a Juan que tiene que darle una mala noticia : sus padres han muerto en un grave accidente de tráfico. Juan suelta un grito ahogado , y se va corriendo mientras llora.Rodrigo sale tras él preocupado, para que no esté sólo , pues es su único amigo , con el que pasa todos los días al menos tres horas juntos . nunca había estado tan unido a alguien . No consigue encontrarle , así que va a buscar al profesor con el que había hablado y retoman la búsqueda entre los dos. Lo encuentran en el baño, tirado, con una nota al lado:
"Esto va dirigido a Rodrigo , gracias por ser mi amigo y apoyarme en los buenos y malos momentos, has sido un hermano para mí. Ahora mismo estaré reunido con mis padres ahí arriba, y aún así no te olvidaré"
Coronavirus
martes, 3 de mayo de 2016
lunes, 2 de mayo de 2016
UN SILFO AMIGO
Me llamo Jimmy, tengo 13 años y vivo en Madrid, soy un niño normal, me encanta jugar, correr, saltar, y pasar tiempo con mis amigos y amigas.
Un día normal cuando volvía corriendo a casa para estudiar, empecé a sentir que me elevaba unos milímetros del suelo, perdía el equilibrio, una fuerza me empujaba y empezaba a encoger con velocidad. Miré a mi alrededor y por debajo de mis piernas, pero no vi nada hasta que encogí tanto que tan solo medía unos 2 milímetros y fue entonces cuando aprecié que me situaba en un cochecito deportivo rojo que se aproximaría a los 8 o 10 milímetros y conduciéndolo se encontraba un ser fantástico de pelo negro y brillante que le recubría casi todo el cuerpo, a excepción de las extremidades, los ojos y la boca. Observándole mejor pude apreciar que sus ojos eran azules y su boca pequeña. Cuando volví la mirada hacia delante me asusté al ver que nos acercábamos a toda velocidad a un muro. Este ser tan extraño parecía muy tranquilo y seguía sin frenar. Cerré los ojos y al abrirlos estábamos en un mundo muy extraño y distinto.
Estaba tan asustado que a penas pude balbucear unas palabras inconexas, pero la criatura, que debía de ser de una inteligencia muy superior a la mía, o que debía contar al menos con una gran intuición, me dijo con una voz aflautada y suave: tranquilo, todo está bajo control. Te encuentras en mi mundo. El mundo de los silfos, que nosotros conocemos como "..." y pronunció un sonido para el que no hay equivalente humano. Cuando alcé la vista, pude apreciar que era un planeta muy avanzado, con coches voladores y casas y edificios flotantes que se elevaban varios metros del suelo. A continuación, el silfo me dijo que se llamaba Aruac y que era una especie de ser fantástico que dedicaba sus esfuerzos a buscar a niños con habilidades especiales para que les protegiesen de los "esguincos", que eran unos seres malignos que les atacaban con frecuencia.
Según una profecía de su planeta, Jimmy sería el elegido para derrotar de una vez por todas a los esguincos. Jimmy seguía sorprendido, pero aceptó. Aruac llevó a Jimmy a cenar a una sala bastante extraña, en la que los manjares aparecían volando por una especie de ventanitas que había en las paredes, sin necesidad de mesas ni de platos ni de cubiertos. Bastaba con abrir la boca para que la comida más exquisita que hubiese probado jamás volase hasta su garganta.
Aruac le enseñó la ciudad y le dijo que tenían que darse prisa, porque aunque el tiempo era más lento en su mundo y solo habían pasado un par de minutos desde la desaparición de Jimmy, no podían arriesgarse a que nadie le echase en falta. Antes de despedirse de él, le dio un pequeño transmisor por el que le llamaría cuando tuviesen necesidad de su ayuda y súbitamente le montó de nuevo en el coche y le devolvió al sitio de dónde le había recogido. En un santiamén, Jimmy volvió a su tamaño humano.
Jimmy pensó que lo había soñado hasta que vio el pequeño transmisor en su mano. Todavía aturdido por lo que había pasado, llegó a su casa y ahora está esperando que le llame su amigo Aruac, para su primera misión.
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